Sánchez en el Palau
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El presidente aprovecha la debilidad de Torra para hacerse presente en Cataluña con una apuesta por el «reencuentro» cargada de voluntarismoPedro Sánchez se mostró ayer dispuesto a tomar la iniciativa política en Cataluña con una encendida defensa del «diálogo» y una firme apuesta por el «reencuentro», pasando por alto las reivindicaciones de autodeterminación y amnistía que le expuso Quim Torra, para reconducir las divergencias hacia ... la normalidad institucional. Así lo demuestran su voluntad de encabezar la representación del Gobierno central en la reunión constitutiva de la mesa de diálogo con la Generalitat prevista para este mismo mes y la agenda de contactos fijada para ayer y hoy en una estancia sin precedentes de un presidente en Barcelona. Nada permite augurar, sin embargo, que esa mano tendida, visualizada ayer en el Palau de la Generalitat, vaya a propiciar un viraje hacia la legalidad de un independentismo dividido y en abierta confrontación preelectoral. Sánchez acertó al consignar en 44 puntos las demandas autonómicas que Artur Mas, Carles Puigdemont y el propio Ejecutivo de Torra habían hecho llegar al Gobierno dejando de lado aquellas que no tendrían encaje constitucional alguno.
Con ello enviaba un doble mensaje: sobre los años perdidos a cuenta del 'procés' y sobre la urgencia de responder a las necesidades de una comunidad sumida en el desgobierno. Torra y JxCat se debatían entre su incomodidad ante la mesa bilateral suscrita por PSOE y ERC, y la pulsión postconvergente de no ceder terreno al partido de Junqueras en relación al Gobierno central.
La precariedad institucional de Torra a causa de su situación judicial y del anuncio de unas próximas elecciones autonómicas podía desaconsejar que Sánchez le reconociese como interlocutor válido. Pero La Moncloa optó precisamente por aprovechar esa debilidad para hacerse presente en Cataluña. Se trata de una actuación cargada de voluntarismo en tanto que el Gobierno soslaya la impaciencia independentista que late en el ánimo de la Generalitat con la esperanza de que los secesionistas orillen su propósito de constituir la 'república catalana' a cambio de seguir al frente de las instituciones autonómicas.
Torra quiso ver una concesión al referéndum de autodeterminación en las palabras en las que Sánchez advertía de que la solución al «conflicto» tardará tiempo en cuajar. Una interpretación ciertamente 'sui generis' de la realidad que revela hasta qué punto el independentismo de JxCat tiene dificultades para confrontarse con el de ERC. Pero, a estas alturas, bastaría con que se rebajasen las tensiones en Cataluña; con que la Cataluña política se responsabilizara de solventar sus diferencias internas y evitara transferirlas al resto de los españoles.
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