Sánchez gana tiempo
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El presidente tiene dos años para darle la vuelta a las encuestas adversas en una legislatura condicionada por el virus y el 'procés'Pedro Sánchez afronta los dos años y medio que restan de legislatura con el desafío de mantener la inestable mayoría parlamentaria que le llevó a La Moncloa, en la que resultan determinantes los 13 escaños de ERC en el Congreso. La formación de un Govern ... independentista en Cataluña, que deja a Salvador Illa arrinconado en la oposición pese a su victoria en las urnas, dista de suponer un éxito para el presidente. Sin embargo, la libertad de acción en Madrid que ha pactado Esquerra con Junts y el plazo de dos años otorgado por el secesionismo al Ejecutivo central para buscar un más que improbable compromiso sobre la autodeterminación, incompatible con el marco legal vigente, le conceden un margen para apurar su mandato. Aunque sea en precario y en medio de tensiones con un aliado cuyas exigencias soberanistas en modo alguno podrá satisfacer plenamente y que, a su vez, se verá sometido al férreo marcaje de Carles Puigdemont para avanzar hacia la ruptura con España.
El escenario no deja de ser problemático para Sánchez. Las dos bazas con las que cuenta para amarrar el apoyo de ERC –una mesa de diálogo con la Generalitat y el eventual indulto a los presos del 'procés'– le exponen a un serio desgaste sin que garanticen por sí mismas una desactivación del conflicto ante la cerrazón independentista. Pero, descartado un inminente adelanto electoral con un PP al alza tras su arrolladora victoria en Madrid, al menos le permiten ganar tiempo a la espera de una coyuntura más favorable. La traerán probablemente la por fin acelerada campaña de vacunación, que acerca el restablecimiento de la normalidad, y una recuperación de la economía que ya se deja entrever y ofrecerá oxígeno político al presidente.
Sánchez tiene dos años por delante para dotar de contenido a su mandato, pero sigue expuesto a una debilidad parlamentaria que le hace depender de socios tan poco fiables como Esquerra y EH Bildu. La gestión de las ayudas europeas para superar la crisis desatada por la pandemia aconseja una estabilidad que el Ejecutivo no tiene garantizada. El país necesita grandes acuerdos que, si no han sido posibles ni siquiera en una emergencia nacional, difícilmente lo serán conforme se acerquen las elecciones. Dado que no los propician, los partidos deberían evitar que lo que queda de legislatura se convierta en una interminable campaña que empantane el normal funcionamiento de las instituciones.
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