Aprovechando la celebración del 40 aniversario de la victoria de Felipe González en las elecciones de 1982, Pedro Sánchez se abrazó al viejo líder del socialismo y no escatimó elogios hasta prácticamente investirle como fundador de la democracia en España. Todo era poco para intentar ... borrar algunos desaires de los sanchistas más acérrimos como Adriana Lastra que habían relegado al PSOE de Felipe y Guerra al baúl del pasado. «Ahora nos toca a nosotros» decía la ex-portavoz parlamentaria ahora en el dique seco. En la batalla electoral que se acerca, Pedro Sánchez no puede permitirse una fuga de votos socialistas y es consciente de que los «felipistas» de toda la vida son muy críticos con su política de alianzas y la deriva populista que ha llegado a cuestionar el modelo de la Transición.

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El acto de Sevilla fue un «do ut des» entre un Felipe González obsesionado por el reconocimiento de su legado político y como referente de la historia del PSOE y un Pedro Sánchez que necesita con urgencia una transfusión de aprobación y consideración del viejo partido. Unir el sanchismo y el felipismo en su persona para conseguir la acumulación de fuerzas que le permita afontar las próximas generales sin grandes fugas del voto histórico socialista. De hecho el PP de Feijóo está haciendo gestos y guiños hacia ese socialismo crítico con Sánchez hasta el punto de confesar que él también votó «Por el cambio» a Felipe González en el 82. La batalla por esa bolsa de votos que se calcula entre doscientos y trescientos mil será una de las que libren Sanchez y Feijóo en los próximos meses.

Pero en plena luna de miel entre Sánchez y Felipe ha irrumpido como una bomba de neutrones el GAL de la mano de Barrionuevo antiguo ministro de Interior y hombre de confianza tantos años de González. Para intentar dar un sentido político a la sorprendente reivindicación de la guerra sucia justo en medio de los fastos del 40 aniversario de la mayoría absoluta, hay que conjeturar que Barrionuevo y lo mucho o poco que él pueda representar, no están muy de acuerdo con esta fagotización del felipismo por Sánchez. Pocos días antes de la bomba de Barrionuevo, fue José Amedo quien en otra entrevista decía : «Sanchez nos ha traicionado cuando solo cumplimos órdenes de Felipe González». Y Barrionuevo salva a Amedo y dice que pidió para él el indulto «porque tenia un confidente en Herri Batasuna». Hay algunas coincidencias sospechosas estos días. Todo indica que Barrionuevo y algunos más quieren torpedear a Sánchez por sus alianzas con los herederos de ETA, la política de excarcelaciones y traslados a etarras, etc. Y no pueden soportar que Felipe le aporte su legitimidad histórica a pocos meses de las elecciones generales. Y parecen dispuestos para ello a hacer su propia guerra (sucia).

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