Sánchez, sin ERC
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El partido de Junqueras no está hoy por hoy en condiciones de acompañar a un posible Gobierno PSOE-Unidas Podemos ni para arrancar la legislaturaSecciones
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El partido de Junqueras no está hoy por hoy en condiciones de acompañar a un posible Gobierno PSOE-Unidas Podemos ni para arrancar la legislaturaEl preacuerdo suscrito entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias dejaba patente que su pretendido Gobierno de coalición iba requerir del concurso de ERC, aunque fuese mediante su abstención. El PSOE y Unidas Podemos necesitan a la principal fuerza del independentismo catalán no solo para salvar ... el trámite de la investidura, sino para sortear las dificultades de la legislatura y para que el partido de Junqueras reconduzca el 'procés' hacia el posibilismo. Son tres emplazamientos que ambos socios no están en condiciones de formular expresamente y que ERC es hoy por hoy incapaz de atender.
Una eventual abstención de Esquerra en la investidura de Sánchez permitiría a éste echar a andar su mandato con el presumible apoyo del PNV y de otras formaciones nacionalistas o regionalistas. Pero en ningún caso aseguraría la anuencia del partido de Junqueras hacia la política presupuestaria y autonómica que impulse el tándem PSOE-Unidas Podemos. Mucho más remota es la posibilidad de que ERC asuma el liderazgo del independentismo catalán tras unas elecciones autonómicas que tengan por objeto establecer desde la Generalitat una estrategia que invierta la escalada de tensión generada por el proyecto de desconexión de Cataluña de España. En otras palabras, para que ERC resulte útil a la mayoría de izquierdas que pretenderían enhebrar Sánchez e Iglesias es imprescindible que el republicanismo catalán tome distancias respecto al resto del independentismo. No sólo en relación a los otros dos grupos con representación en el Congreso, JxCat y la CUP. También en lo que atañe a los vínculos con las llamadas organizaciones de la sociedad civil y los grupos anónimos del activismo rupturista que han emergido en las últimas semanas.
Una eventualidad que resulta impensable en estos momentos cuando a la llamada del partido de Carles Puigdemont y Quim Torra para trazar una estrategia compartida de negociación con el PSOE, Esquerra no ha podido más que replicar con una invitación al resto del independentismo para fijar una postura común ante la investidura y la gobernabilidad. ERC perdió el 10-N votos y escaños que se fueron a la CUP e incluso a JxCat. No solo se encuentra electoralmente rodeado por sectores más radicales del secesionismo, sino que en ningún momento ha hecho ademán de liberarse del marcaje político al que le someten esos grupos, lastrando así las voluntades presentes en ERC.
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