La fulgurante entrada de DeepSeek en el mercado de la inteligencia artificial, en alas de la propaganda del Gobierno de Xi Jinping y su aspiración a convertirse en la gran potencia mundial, plantea una primera cuestión de interés: el hecho de que es posible una ... opción de IA generativa con un empleo de recursos energéticos para los centros de datos –electricidad, agua– muy inferior al que hasta ahora se presentaba como ineludible. Esta ventaja de sostenibilidad invita a preguntarse a la vez por la necesidad real de multimillonarias inversiones esgrimida por operadores de Estados Unidos, que destinaron 224.000 millones de dólares solo el año pasado; aunque los seis millones que la compañía china dice haber dedicado a entrenar su modelo de descarga gratuita y código abierto seguramente son muchos más. La constatación de que el gigante asiático lo es también en este ámbito estratégico ha deparado un desconocido instante de humildad de Donald Trump, que entiende «la llamada de atención para nuestras industrias». En medio del desconcierto sobresale el silencio de Europa, pionera en regulación del universo digital y aparente espectadora incluso ante los avances más 'low cost'.
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