Creo que fue allá por el martes 29 de marzo cuando entre inflaciones, guerras, pandemias y otras desventuras, el gobierno socialcomunista de Pedro Sánchez juzgó oportuno aprobar la Ley que modificará la Educación Secundaria Obligatoria. La ESO, que es como le llaman a eso.

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Y ... ha sido leyendo, así por encima, el nuevo modelo de enseñanza cuando he podido tomar nota de la media docena de novedades con las que van a tener que enfrentarse los futuros alumnos (estudiantes son los que estudian) y que por su importancia me van a permitir que pase a comentarles con el habitual rigor que merece todo aquello que afecta a la formación de eso a lo que muchos ya por desgracia llamamos el báculo de nuestra vejez.

Una de las novedades que, recordando nuestra etapa estudiantil, más nos ha chocado a muchos, es que al parecer no va a existir límite de suspensos para pasar de curso, así, como lo oyen. Es decir, que se abre la puerta a un galimatías tan curioso como el que alguien pueda estar en tercero, con dos de segundo y una de primero. Con lo que ustedes, que son unas personas normales, sé que se estarán preguntando: ¿Y cuándo, en caso de necesidad, se repetirá el curso? Pues la respuesta es muy sencilla: cuando le dé la gana al docente. Se acabaron las prisas y las presiones. No hay que confundir aprobar con aprender.

«Es la filosofía la que nos enseña a hablar de forma racional y argumentada»

Otro de los elementos modificados es que, al parecer, tampoco se impartirá la asignatura de Historia de forma cronológica. ¿A quién le importa saber quién reinaba en Francia cuando en España lo hacía Carlos I? ¿Qué forma de preguntar es esa? Si quieres saber algo del rey de Francia, pues te estudias la historia de Francia y para qué te vas a meter en más líos.

Y ahora viene la que es, a mi juicio, una de las modificaciones más importantes de todas: el nuevo modelo de enseñanza diseñado por los «figuras» de nuestro gobierno prescinde de enseñar la Filosofía, así que adiós a Sócrates y a Platón y a Aristóteles y a San Agustín y a Kant y a Nietzsche y a aquellas figuras de «bárbara, celarent, darii y ferido» que tanto nos costó aprender y que para tan poco les ha servido a algunos, para que ahora vengan estas señoras y caballeros y nos los quiten de un plumazo sin tener en cuenta que, como escribe Jorge Úbeda, es la filosofía la que nos enseña a hablar de forma racional y argumentada, a escuchar los argumentos del otro y a estar dispuestos a modificar el propio.

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Pero no nos engañemos, y dejémonos de utopías, porque si a todo esto de hablar de forma racional es a lo que nos enseña la filosofía, no es de extrañar que por falta de uso, el Gobierno socialcomunista que no disfrutamos haya considerado como normal eliminarla del modelo de enseñanza. ¡Argumentar de forma racional ni bobadas...!

Y aquí ceso. Felices Pascuas, hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.

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