RUIDO Y SILENCIO
Chucherías y quincalla ·
«La falsedad no impidió desplegar el objetivo que pretendía la maniobra: tratar de manchar el prestigio del centro y, con el mismo disparo, el del conjunto de la escuela pública»Secciones
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Chucherías y quincalla ·
«La falsedad no impidió desplegar el objetivo que pretendía la maniobra: tratar de manchar el prestigio del centro y, con el mismo disparo, el del conjunto de la escuela pública»Mario Vargas Llosa regaló durante su paso por el Círculo Logroñés un ramo de reflexiones que tienen el peso de un Premio Nobel y el poso de su bagaje como periodista y escritor. «Demasiada información es sinónimo de confusión», sentenció al valorar cómo las redes ... sociales han derribado los muros de la censura pero abierto a la vez la puerta a la mentira. De qué manera la avalancha de datos vomitados al tuntún, opiniones anónimas, noticias sin contrastar y declaraciones gratuitas que caben en el contenedor infinito de Internet trasladan una falaz sensación de conocimiento.
El lector cree así saciada su hambre de opinión, cuando en realidad lo que se crea en su estómago es un engrudo opaco e indigesto. El autor de 'La fiesta del Chivo' hubiera visto refrendadas sus palabras de haber disfrutado unos días más en La Rioja y leer (donde llegó a publicarse) cómo una asociación de abogados, con un funcionario del Ayuntamiento de Logroño de ariete, había denunciado a un colegio público. Una querella que en el titular censuraba la presunta obligación al alumnado de asistir a clases de carácter sexual y que en realidad acusaba a la dirección de no recoger un pin parental carente de oficialidad ni rigor.
La falsedad no impidió desplegar el objetivo que pretendía la maniobra: tratar de manchar el prestigio del centro y, con el mismo disparo, el del conjunto de la escuela pública con un escándalo infundado sobre la ponzoña sobreinformativa de la que alerta Vargas Llosa. El antídoto contra la confusión es la verdad. Pero como esa obviedad parece mucho pedir cuando la estridencia se replica sin filtro, lo mejor es desactivar con dosis de silencio el ruido que sólo persigue descrédito. Así, que no digo más.
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