Se está produciendo un cambio de era, lo que los alemanes llaman Zeitenwende: cambios geopolíticos que están rediseñando el orden europeo y global. El ataque ... ruso a Ucrania de 2022 puso fin a la época posterior a la Guerra Fría, a la que el historiador británico Timothy Garton Ash llamó la «eraposmuro». El rumbo estratégico que emprenda el nuevo Gobierno alemán tendrá repercusiones no solo entre sus socios europeos, sino también a escala internacional. La próxima coalición de Gobierno entre los democristianos del futuro canciller Friedrich Merzy los socialdemócratas del canciller saliente Olaf Scholzse se enfrentará a un contexto internacional desafiante por las crecientes tensiones geopolíticas, por una relación transatlántica incierta y en un escenario de transformación tecnológica acelerada.
Un enfoque renovado para Europa. Es esto, precisamente, lo que muchos europeos esperan del nuevo canciller. Históricamente, Alemania ha sido el motor de la integración europea junto con Francia, pero en los escasos cuatro años de legislatura de Olaf Scholz, este mostró una postura más bien ambigua en temas clave de la política comunitaria y, por tanto, la relación con el presidente francés, Emmanuel Macron, se debilitó. De Merz, en cambio, se espera un retorno a una Alemania más proactiva en la construcción de una Europa más autónoma.
Ante un escenario económico incierto en Europa, Merz se ha mostrado escéptico con respecto a la emisión de deuda conjunta en la UE, aunque ha dejado abierta la posibilidad de explorar mecanismos de financiación conjunta en sectores estratégicos, como la defensa. Su compromiso con la seguridad europea podría traducirse en una política exterior más alineada con las ambiciones de Macron de reforzar la autonomía militar del bloque. En este sentido, se espera que Berlín impulse la armonización de los estándares militares y una mayor integración en la industria de defensa europea. El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha supuesto un importante impacto geopolítico, que está poniendo a prueba la relación transatlántica. El alejamiento de Trump de cuestiones de seguridad y defensa europeas ha provocado que incluso un atlantista como Merz esté dispuesto a liderar la respuesta europea hacia una mayor independencia militar de EE UU.
La postura del futuro canciller con respecto a Rusia será más firme que la de su predecesor. Aunque no contempla un retorno al gas ruso a corto plazo, su visión pragmática sobre la energía sugiere que podría explorar acuerdos a largo plazo con EEUU para el suministro de gas natural licuado. Al mismo tiempo, su respaldo a utilizar activos rusos congelados para ayudar a Ucrania podría reforzar la posición de Alemania dentro de la coalición occidental contra Moscú.
Uno de los desafíos clave del nuevo gobierno será definir una estrategia tecnológica que permita a Alemania y a la UE competir con EE UU y China en la carrera digital. Merz ha señalado su intención de fomentar la inversión en Inteligencia Artificial, computación cuántica y digitalización industrial. En este contexto, Berlín podría impulsar una mayor cooperación con Francia y Polonia en proyectos de innovación, consolidando el llamado «triángulo de Weimar» como un eje estratégico para la soberanía tecnológica europea. Además, el nuevo gobierno deberá abordar la regulación del sector tecnológico, buscando equilibrar la necesidad de fomentar la innovación con la protección de datos y la ciberseguridad. La postura de Merz sobre la regulación digital será probablemente más favorable a las empresas que la de Scholz, promoviendo un entorno más flexible para la inversión en nuevas tecnologías.
No serán pocos los retos a los que se enfrentará, pero tampoco menos las oportunidades para que Alemania revitalice a Europa ante tal entorno geopolítico amenazante. Merz deberá abordar problemas estructurales que han afectado a Alemania en los últimos años: costes energéticos elevados, alta carga impositiva, envejecimiento poblacional y la necesidad de modernizar infraestructuras, y su Gobierno deberá buscar soluciones pragmáticas que permitan reforzar su competitividad sin desatender los compromisos sociales que los socialdemócratas defenderán dentro de la «gran coalición».
En definitiva, la llegada de Friedrich Merz a la cancillería representará un giro hacia una política más pragmática, con un renovado énfasis en la seguridad, la innovación y el liderazgo europeo. Su capacidad para equilibrar las demandas socialdemócratas dentro de la coalición, al mismo tiempo que impulsa una agenda ambiciosa y globalmente, definirá el éxito de su Gobierno y el futuro de Alemania como potencia central en la UE.
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