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Son algo más que canciones al volante mal coreadas por uno mismo. Abres la portezuela del coche y es como si acudieras a la terapia de un piloto verbenero a sanar las emociones. Pero no te equivoques; aquí, en esta isla rodante y solitaria de ... fibra de vidrio, no se baja la ventanilla, ni se asoma desafiante el codo, aquí no hay hortera redomado que pare el coche en el semáforo, y suba aún más el volumen para que se entere la humanidad de sus excelsos y atronadores gustos musicales. Aquí, en esa vitrina del estrépito, uno se desnuda siempre por detrás del biombo, cerrando bien la escotilla, convocando, cuando no hay moros en la costa, al vocinglero, al berreo de un niño grande.

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larioja Canciones al volante