Sonia Tercero
Tribuna

Motivos para la esperanza en la Educación

La acampada por Palestina de la UR será un ejemplo para el estudiantado no universitario de La Rioja y una referencia para la propia comunidad académica

Rubén Ladrera Fernández

Profesor del IES Comercio y profesor asociado de la Universidad de La Rioja

Viernes, 24 de mayo 2024, 22:12

Puede resultar extraño exponer motivos para la esperanza hoy en día, teniendo en cuenta la profunda crisis ecosocial que marca nuestros tiempos. La creciente desigualdad entre personas, determinada por la clase, el género o el lugar de nacimiento y agravada por la profunda crisis ecológica ... deja poco margen para mirar al futuro inmediato con un mínimo optimismo, de manera especial, si atendemos a crisis humanitarias que acontecen a lo largo del Planeta. Sin embargo, a veces, muy pocas, surgen destellos de luz que nos contagian de alegría a quienes creemos que aún estamos a tiempo de cambiar de rumbo y seguir luchando por sociedades más justas, y a quienes entendemos que la Educación debe jugar un papel clave para ello. Esta luz nos llega estos días desde el campus de la Universidad de La Rioja, en los jardines del edificio Vives, donde alumnado y profesorado de la UR, con el apoyo de muchas personas de otros ámbitos sociales, han acampado en solidaridad con el pueblo Palestino.

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De acuerdo con Rafael Díaz-Salazar, en nuestra sociedad se identifica frecuentemente la Educación con la enseñanza única de contenidos para satisfacer las necesidades del mercado, que favorezcan el futuro triunfo social y económico del estudiantado. De este modo, se viene mermando la dimensión humanizadora y crítica de la Educación. Ante esta situación, surge la necesidad de apostar por una Educación ecosocial que sitúe la vida en el centro y cuyo objetivo sea la formación de personas que trabajen por un mundo más justo social y ecológicamente. Este cometido debe partir del conocimiento y análisis de las causas que nos han conducido a la actual crisis civilizatoria, pero no debe quedarse ahí, sino que debe orientarse a formar personas comprometidas con las injusticias de todo tipo y que sean activas frente a ellas.

Un claro ejemplo de este activismo educativo lo representa la acampada por Palestina de la Universidad de La Rioja, la cual cobra especial relevancia en estas latitudes, donde no es mayoritario el compromiso social para el cambio de modelos o crisis de este tipo. Tampoco resulta habitual que el estudiantado tome posiciones activas en favor de una transformación social, e incluso con frecuencia es criticado por ello, tal y como nos recordaba Luis Alfonso Iglesias recientemente en este mismo periódico. Quizá sea limitada la capacidad de incidencia de esta movilización sobre el genocidio que vive el pueblo Palestino, con más de 35.000 personas asesinadas, incluidas más de 14.000 niñas y niños. Pero sin duda, este movimiento universitario contribuye a la concienciación social sobre el tema, insuficientemente atendido por medios de comunicación y administraciones públicas, incluidas las educativas.

Asimismo, la influencia de este movimiento universitario va más allá de la citada concienciación social. Este movimiento nos da esperanza a aquellas personas que nos dedicamos a la Educación y creemos que educar en valores y en pro del compromiso social resulta clave frente a la crisis planetaria. Este movimiento será un ejemplo de enorme valor para todo el estudiantado de niveles no universitarios de La Rioja, que verán muy cerca la capacidad de movilizarse por causas justas y conseguir avanzar hacia ellas. Este movimiento será una referencia para la propia comunidad universitaria de la UR, donde se ha demostrado un gran compromiso y capacidad organizativa. En definitiva, este movimiento es un enorme motivo de esperanza en la Educación, un motivo para plantar un olivo por la paz y la justicia social, siguiendo el ejemplo que tan brillantemente exponía Emilio Barco en la citada acampada.

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