Por Sant Jordi hay más puestos de libros que bares. Oye, pues fenomenal, que yo soy carne de caseta. Pero por la parte de fuera, que ya me gustaría a mí estar dentro echando firmas. Desafortunadamente, soy incapaz de juntar tres páginas seguidas porque no ... tengo madera de escritora, a las pruebas me remito: Salman Rushdie cuenta en una entrevista en ABC que tuvo alucinaciones alfabéticas cuando tomaba calmantes durante la recuperación del acuchillamiento que sufrió hace un par de años, mientras que yo, cuando me tomo un analgésico, alucino con que me come un cocodrilo, pero no con palabras. Y así no hay manera.

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Rushdie, además, fue capaz de convertir la fetua en un instrumento para ligar. Se ve que leer es sexy, pero escribir lo es aún más. Vale, realmente es Larry David quien le hace decir en un capítulo de su serie que hay mujeres preciosas a las que les encanta el peligro y que la fetua te envuelve «como un aura, como un polvo de estrellas sexy», pero lo cierto es que Rushdie se ha casado cinco veces. Mira, ya que el escritor se ha jugado la vida por la libertad, me alegro de que le funcionara el sexo de la fetua. También te digo que hay más equilibrio estético entre las parejas de 'First Dates' que entre Rushdie y sus esposas, sobre todo las dos últimas, que son guapísimas.

La gente utiliza la literatura para pillar cacho. O para intentarlo: volviendo a 'First Dates', ese estudio sobre la flora y fauna de este nuestro país, un tío le dice a su cita que lee a Lorca y la otra alucina: «¡Qué persona tan culta! Yo me he sentido un poco paleta», dice. Después, el payo le cuenta que había perdido la virginidad haciendo un trío. Más que a Lorca, este ha leído a Megan Maxwell.

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