Tengo 22 cartas para vosotros (y vosotras, diría él). Como si no estuvieran ya bastante comprometidos con Sánchez (al menos los que repiten y aumentan competencias), el presidente dejó el miércoles una carta para sus ministros en el primer Consejo. Era una carta previniéndoles contra ... la oposición. Pero una carta con el aroma cristiano del que no podemos desprendernos. Una carta como de virtudes. O sea, como las siete virtudes para afrontar los pecados capitales, solo que los pecados (capitales o no) los comete la oposición.

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En lugar de contra soberbia, humildad, o contra pereza, diligencia, o contra ira, paciencia, en la carta de don Pedro venía esto: «A la crispación, responderemos con trabajo. Al ruido interesado, con diálogo y mano tendida. A la descalificación y el insulto, con una apelación sincera a la concordia y la convivencia que anhela la inmensa mayoría de la sociedad». Mira qué buenas intenciones. Iremos comprobando el cumplimiento.

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