Cuando propusieron a De Gaulle la creación de un ministerio de la Mujer, replicó: «¿Y por qué no una secretaría de Estado del Tejido de Punto?». Hoy un ministerio de la Mujer ya suena antiguo, si acaso se le llama Igualdad. El asunto Rubiales tiene ... muchas caras. Y, como diría Clara Serra, «el derecho debe poder discriminar y distinguir y la sociedad también». Aseguraba en plena histeria, que Rubiales debía dimitir por una muestra de sexismo deplorable, no por ser un agresor sexual. Pero los movimientos de protesta (como en su día un ministerio de la Mujer) son beneficiosos. Ni la Iglesia Católica es la mayor abusadora sexual, ni los babosos están en extinción. Tras lo de Rubiales, la Asociación Woman Global Health Spain puso en marcha un estudio que ya ha recogido 300 testimonios sobre acoso sexual en el ámbito de la salud (aunque el #MeTooFISIO se creó en 2018). Señalar que en todos sitios hay abusos no es banalizar los de la Iglesia.
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