Las palabras y las expresiones son lo que son, pero también, y sin tirar de Victor Klemperer, lo que nos dicen que son. De mentir a cambiar de opinión. Claro que se puede cambiar de opinión. Y claro que se puede mentir. Luego se puede ... echar en cara (y en la papeleta). Ferreras preguntó a Sánchez sobre las cartas de recomendación de Begoña Gómez y Sánchez dijo que no eran cartas de recomendación (a mí eso me parece cosa de los señoritos para que el servicio encuentre un nuevo trabajo), que eran declaraciones de interés. Llámalo fromage, pero se ve que es queso.

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Otra cosa es Milei llamando corrupta a Begoña Gómez. ¿Dónde está la corrupción? Eso, de momento, es una calumnia (imputación de un delito hecha a sabiendas de su falsedad). Cómo no van a reaccionar en el Gobierno, aunque sobreactúe. Antes de esas palabrotas, Milei cantó en lo de Vox. La cara de Marine Le Pen era de ¿qué demonios hago yo aquí con estos patanes? Milei la hace buena.

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