Anda que fiarse de la buena fe del señor en busca y captura. Decía Evelyn Waugh que las buenas maneras son especialmente necesarias en el caso de las personas corrientes; los que son guapos pueden permitirse el lujo de no tenerlas. Pero Puigdemont no cumple ... la máxima. Los Mossos pensaron que cómo iba a ser esa la actitud de un president. A ver, era un president huido mientras otros comieron cárcel. Como si no conocieran al personaje.
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El consejero de Interior catalán se ha quejado del «comportamiento impropio». Las buenas maneras, la educación, hacer lo que se debe hacer no es propio ni de la mayoría de la población ni de la mayoría de los políticos. En una relación personal, de amistad o amorosa, uno acepta que le pueden engañar. Pero en principio prefiere confiar. Si no, qué vida sería esa. Que yo sepa, los Mossos no tienen una relación personal, de amistad o amorosa con Puigdemont. Que se han creído la milonga de que no es un delincuente.
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