Genocidio y negacionismo son términos tan ligados al Holocausto que molesta cuando se utilizan para cualquier cosa. Y claro que una masacre o una matanza no son cualquier cosa. Pero ni siquiera la atroz matanza de Nankin es un genocidio. El término se atribuye al ... jurista polaco Raphael Lemkin. En 1948, la ONU, cuando importaba, adoptó la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio (intento de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso). Es tan difícil de perseguir que la comunidad internacional suele acusar de crímenes de guerra u otros delitos. Pero es muy fácil pronunciar genocidio. Hasta para Margarita Robles, la ministra que siempre ha parecido estar más lejos de los socios del Gobierno socialista (de Podemos antes; cómo despreciaba a Ione Belarra). Además, ha dicho «auténtico genocidio». Y no sé si es peor lo de auténtico o lo de genocidio. Con lo que ha sido doña Margarita.
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