Con su voluntad de resistir y de que se apruebe su decreto ley de 101 artículos, una odisea en el Congreso, Pedro Sánchez recuerda a Marina Abramovic en su performance del MoMa en 2010. Cuando se plantó en una silla y aguantó la mirada de ... los que se sentaron frente a ella. Más de 700 horas estuvo con 'The artist is present', que así se llamaba la cosa. Ya saben que cuando se le sentó Ulay, su ex de vida y arte, lloró y buscó con sus manos las de Ulay. Aquí no tenemos Ulay que valga. Sánchez aguanta en su ómnibus creyéndose Rosa Parks. Pretendiendo hacer creer que el PP (y un poco Junts) no le dejan sentarse con los blancos. Sin querer tocarse el paquete de medidas completo. Sin ir por partes para que el PP no pueda aprobar lo que sí quiere aprobar. Y convencer de que pretende provocar dolor social. ¿Qué demonios es el dolor social? Sánchez tiene los 'eggs' como las cabezas de Antonio López. Cuenta con mi respeto. El artista está presente.
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