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A mí Pepe Álvarez siempre me da la impresión de estar contándose un chiste a sí mismo, alguna broma mental que repite en su cabeza y que le divierte porque aparece por la puerta jovial y con las cejas alzadas con ese aire granuja de ... los niños que guardan algún secreto. He coincidido con él en varias comparecencias y me da esa sensación; cosas mías, igual que cuando entraba Pedro Sanz con esa forma de mirar suya, como sopesando si entre los presentes habría gente orquestando alguna conspiración contra él.

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