El éxito planetario de 'La casa de papel' ha dado carta blanca a Álex Pina y Esther Martínez Lobato para hacer la serie que les dé la gana. 'Sky rojo' nace de la indisimulada admiración que la pareja de guionistas siente por el cine de ... Quentin Tarantino. La violencia desmedida y paródica del autor de 'Pulp Fiction' alimenta las imágenes en colores saturados de 'Sky rojo', que puede verse como una 'road movie' en la que sus protagonistas parecen dar vueltas en círculo por las carreteras y desiertos de Tenerife. Una huida a ninguna parte que se atreve con poca fortuna y mucho mal gusto a frivolizar sobre la prostitución con un humor que no tiene ni puñetera gracia.

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Es como si sus autores se quedaran solo con las escenas más sanguinolentas de la obra de Tarantino, sin darse cuenta del cuidado con el que el director dibuja a los personajes y desarrolla las tramas. Sabemos lo mismo al inicio de 'Sky rojo' de sus tres protagonistas, que huyen de un burdel tras creer haber matado a su responsable, que al final de los ocho episodios que no llegan a la media hora. Todo es 'cool' porque sí, porque mola, no porque obedezca a ninguna lógica narrativa. Y cuando los diálogos juegan a ser 'destroyer' y postmodernos, el resultado es más patético. Por ejemplo, el chulo que encarna Asier Etxeandia modela a sus chicas para que cumplan fantasías de los clientes. «Tú eres a lo que aspiran los hombres corrientes después de ver una película francesa», suelta a Coral (Verónica Sánchez). Y uno se pregunta qué entienden Pina y Martínez Lobato por película francesa.

Lo más triste de 'Sky rojo' es que se venda como una oda al empoderamiento y una denuncia de la trata de blancas cuando no hace sino complacerse en el machismo y la violencia. No hay alma, solo cáscara.

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