Quedan dos meses para las elecciones de Estados Unidos. Desde La Rioja esta cita nos puede parecer muy lejana, pero nuestra economía y seguridad dependen mucho de la persona que resulte elegida el 5 de noviembre. Y más en estos tiempos tan convulsos que vivimos.
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Precisamente pensando en nuestros propios intereses, los europeos deberíamos preferir la victoria de Kamala Harris frente a un Donald Trump poco amigo de la UE y de la OTAN, que son nuestros paraguas protectores. Pero eso no debe despistarnos a la hora de analizar qué puede pasar, porque hemos visto ya muchas veces que, al observar la política estadounidense desde nuestra mirada europea, nos hemos equivocado. Por citar tan solo un par de ejemplos, nadie en Europa esperaba la victoria de Bush frente a Gore en 2000 y menos aún la de Trump sobre Hillary Clinton en 2016. Y ambas se produjeron.
Hace tan solo unas semanas, todo indicaba que Trump se alzaría con la victoria. Las dudas sobre la salud del presidente Biden y el atentado que casi le cuesta la vida, le dispararon en los sondeos. Pero Biden se retiró y decidió ceder el testigo a Kamala, lo que sirvió para dar un impulso al Partido Demócrata, que lo veía ya todo perdido. El relevo no pudo producirse en mejor momento. Kamala ha recuperado la ilusión de su electorado. Bate récords en recaudación para su campaña y ha logrado ponerse por encima de Trump en las encuestas. Por muy poco margen, es verdad, pero esto no sucedía desde hacía mucho tiempo. ¿Significa esto que Kamala tiene asegurada su victoria? Ni mucho menos. Las perspectivas han mejorado, pero de aquí a noviembre la carrera va a ser muy dura.
Kamala no se ha caracterizado por ser una vicepresidenta especialmente popular. Su papel ha sido discreto y, además, ha generado el rechazo de buena parte del electorado al ser considerada «demasiado de izquierdas», partidaria de subir impuestos y tibia con la inmigración, algo que en Estados Unidos es visto de forma muy negativa. En las entrevistas que está dando estos dias, se muestra más moderada, pero no sé si hay tiempo suficiente para revertir esa imagen. Además, y aunque desde Europa esto nos parezca increíble, juega en contra de Kamala el hecho de ser mujer, porque el votante medio americano (no el de Nueva York o San Francisco, sino el de la América profunda) tiene aún ramalazos machistas que dificultan el avance femenino en la política. Y si no, que se lo pregunten a Hillary.
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A día de hoy, si alguien me pidiera un vaticinio, diría que Trump tiene más posibilidades de ganar. Su electorado es tremendamente fiel y las dudas sobre la ecomomía y la inestabilidad internacional harán que muchos le vean como el líder fuerte que necesita Estados Unidos para los próximos años. ¿Cuál es la baza de Kamala? Su victoria solo puede llegar si se produce una movilización masiva de sus potenciales votantes y de los indecisos, algo que no logró Hillary. Todo está en el aire y estos dos meses que restan de campaña serán decisivos.
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