Rizos de oro

Casi una década ha pasado desde entonces y la riojana no ha parado de crecer. Me reencontré con ella cuando el EDF Logroño soñaba con llegar a Primera División. Era aún muy joven, pero se convirtió en uno de los pilares de aquel histórico ascenso. Fue en un 2018 que nunca olvidará, puesto que añadió a su palmarés el Campeonato de Europa y el Mundial Sub'17.

Los triunfos pueden atontar a una persona de tan corta edad, pero Ana siempre tuvo los pies en el suelo. En sus entrevistas no se marcaba metas a largo plazo. Fue quemando etapas: primero debutó en la máxima categoría del balompié nacional con el equipo de su ciudad y después buscó dar un paso más en las filas de la Real Sociedad, club con el que se ha proclamado esta campaña subcampeona de liga.

Ahora, la logroñesa ha vuelto a alcanzar la gloria arropada en Costa Rica por su familia. Nuevo título mundial con España, esta vez Sub'20, y además como capitana. Ella fue la encargada de levantar la copa, tal y como hizo Casillas en Sudáfrica. Una sensación reservada solo para unos pocos elegidos.

Una vez aquí, la pregunta es obvia. ¿Dónde puede llegar la riojana? Su primer objetivo ha de ser consolidarse en la Real Sociedad y rezar para que las lesiones no aparezcan. Solo así se le abrirán las puertas de la Absoluta, su siguiente paso al haber estado ya citada con España Sub'23 (la antesala de La Roja) en alguna ocasión.

El tiempo dirá si la veremos triunfar con 'las mayores', pero de momento aquellos rizos que descubrí en Pradoviejo triunfan en el fútbol, aunque ahora recogidos en un moño. Rizos de oro.