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El jueves noche escuché una rotunda carcajada que desde el corazón de la tierra volteaba el mundo y atronaba más allá de la galaxia. No seamos mentirosos ni bienquedas. Al saberse que Donald Trump era positivo en COVID-19, las risas se oyeron de aquí ... a la China. No somos malvados pero es que la justicia poética es más certera que la justicia ordinaria. A Trump le tocó la china en plena campaña electoral pero él sigue mintiendo. Dice que está mejor que hace veinte años (risas) y que la enfermedad ha sido una bendición de Dios, olvida a los 211.000 compatriotas muertos. ¿De qué se ríe, presidente? Su estupidez y su egoísmo alimentan sus «verdades alternativas», mentiras que aparentan ser ciertas porque queremos creerlas, porque nos conviene aceptarlas, porque nos dan la razón aunque no la tengamos, porque nos halaga el corazón aunque las rechace nuestra mente, porque es más fácil creer falsedades que aceptar dolorosas certezas.

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larioja La risa