Mi recuerdo hoy para mi amigo Carlos, que quizás por primera vez en su vida va a pasar la Nochebuena y la Navidad lejos de su casa. Por responsabilidad. Por coherencia con su actividad sanitaria. Y por inteligencia, sobre todo por inteligencia, se queda en ... Madrid donde trabaja. Como mi amigo Carlos andan hoy Hugo en Charlestone, Isabel en Yucatán, Débora en Londres o Cristina en Burdeos. Y otros muchos riojanos por el mundo que han entendido y han decidido que lo mejor era, es, vivir unas Navidades diferentes y, ya si eso, volver otro año a las tradiciones del turrón y la Laurel, el cardo y el cordero, los villancicos y la bronca con el cuñao. La Navidad, de tan vieja (2020 años hay que saberlos llevar con dignidad) no tiene fecha de caducidad. Es inasequible al paso del tiempo. Como los polvorones y las peladillas, siempre vuelve. Como volverán Carlos, Hugo, Isabel, Débora y Cristina. Y todos esos riojanos por el mundo que hoy han decidido sabiamente no volver.
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