Riojanos fetén
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A día de hoy, hay 172 misioneros, procedentes de 57 municipios de la región, entregados a los más desfavorecidosLa Real Academia Española de la Lengua refiere el término fetén a algo, o a alguien, que es bueno, estupendo, excelente. Hoy quiero aplicar este calificativo a unos riojanos/as muy singulares, de vida muy especial, dedicados a una obra sublime, entregada, humana y divina ... a la vez: nuestros misioneros y misioneras.
Al día de hoy son 172, que proceden de 57 municipios de nuestra tierra riojana. No son voluntarios al uso aunque han escogido esa vida de entrega de por vida voluntariamente, en el sentido de que nadie les ha obligado a ello. Solamente su propia conciencia y en último extremo el Dios en el que creen y al que aman con todas sus fuerzas. Las poblaciones de las que ha surgido el mayor número de ellos son Albelda, Alfaro, Arnedo, Badarán, Calahorra, Estollo, Huércanos, Santo Domingo y Logroño, como no podía ser de otro modo, donde han nacido nada menos que 41. El perfil de los misioneros riojanos es el siguiente: 17 son laicos (ellos y ellas), 3 son monjas de clausura, 4 son obispos, 13 son sacerdotes diocesanos –como yo para entendernos–, 3 pertenecen a institutos seculares y el número mayor como no podía ser de otra manera, 74 son religiosos y 58 religiosas.
También es un dato muy interesante a tener en cuenta los destinos geográficos en los que nuestros riojanos fetén desarrollan su gran labor evangelizadora y de atención a los necesitados. Por cultura, por historia y por tradición, es lógico que el continente donde más riojanos misionan es Centro América y Sudamérica: 133. Le sigue África con 18, Europa con 14, Asia con 7 y Oceanía con ninguno ya que está allá donde el diablo perdió el poncho, que dicen los sudamericanos.
Lo de los 14 misioneros de Europa merece un párrafo aparte. Recuerdo que siendo yo chaval se oía hablar de Francia como país de misión. Fue un título de gran éxito en los años cincuenta. La secularización, concretada en el abandono generalizado de la Iglesia, avanzaba como un tsunami dispuesto a arrasar con todo. Los franceses, listos ellos, no solamente supieron distinguir entre el estado laico como Dios manda y el laicismo barato y ramplón, como el que tenemos aquí en España, sino que tomaron en serio algunas iniciativas de frutos indudables como el cultivo notable de la cultura religiosa, empezando por la clase de religión en la enseñanza pública para fijar bien el ADN y la identidad histórica del pueblo francés. Y es curioso que también los propios franceses alentaron con mucha categoría un movimiento misionero realmente ejemplar. Unieron con mucha cabeza el contexto misionero y la tradición científica, hasta el punto que al día de hoy intercambian estudios de investigación histórica sobre la obra realizada por los misioneros franceses, belgas, alemanes e incluso ingleses. Por esto, y por mucho más, hay 14 misioneros españoles en la Europa actual.
Recuerdo que no hace mucho tiempo, sí bastante antes de mi cáncer, dediqué este espacio a rezar y a hacer rezar por un misionero religioso salesiano al que mataron unos islamistas terroristas –tres tiros en la cabeza y a quemarropa– por el delito imperdonable de ser religioso católico y por hacer el bien a manos llenas en Burkina Fasso. Dos compañeros suyos se salvaron de milagro.
Es evidente que estos sucesos no son de todos los días. Pero el hecho de que asesinen a misioneros y misioneras no es una excepción tan excepcional. La persecución a cristianos, y por exigencia del guion terrorista, a misioneros católicos está a la orden del día, aunque muchos medios de comunicación lo silencien, lo oculten, lo suavicen con falsos eufemismos.
Recuerdo que con ocasión de aquel asesinato, el presidente de España, en funciones entonces, manifestó su condolencia en un Twitter y mostró su admiración «por los cooperantes y voluntarios» que arriesgan su vida. Entonces escribí, y hoy lo vuelvo a hacer enfatizando que un misionero no es un voluntario ni un cooperante, con todo mi respeto y afecto por todos ellos. Es mucho más. La prueba es que la mayoría de los misioneros quieren morir y ser enterrados en esos lejanos países donde se han dejado la vida, toda la vida. Véanlo en esos programas tan estupendos, tan aleccionadores y tan entretenidos que da la TRECE, 'Misioneros por el mundo'.
Una oración por ellos en esta Jornada de los Misioneros Riojanos. Y una ayuda económica por nuestra parte. A fin de cuentas están poniendo en práctica lo que Jesús dijo de sí mismo a sus primeros seguidores: «El Reino de Dios ha venido a vosotros porque los pobres son curados y evangelizados». ¡Riojanos fetén!
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