La Rioja, tierra universal

Desde Aguilar a Canales, desde Alfaro hasta Foncea –como dice la letra de la canción 'La Rioja existe, pero no es' que escribió Jesús Vicente Aguirre–, hay ciudadanos extranjeros, hasta un total de 41.755, una cifra en ascenso en el último lustro aunque por medio haya habido una pandemia –aún persistente pero en fase de repliegue– y una crisis económica de la que no hemos salido y costará hacerlo.

Pero rumanos, marroquíes, colombiano y pakistaníes, por hablar de los colectivos más numerosos de inmigrantes, siguen llegando a La Rioja en busca de mejores condiciones de vida, de un trabajo, de la reagrupación familiar... «Aquí es fácil echar raíces», dicen muchos de ellos, aunque estén a miles y miles de kilómetros de su tierra, donde todavía mantienen estrechos lazos que les vinculan a sus países de origen.

El himno oficioso de Logroño, ese que arranca diciendo que 'Somos de estirpe Berona, plantada junto al Ebro, el Monte Cantabria fue nuestro primer asentamiento...', relata en su estribillo que 'nadie en Logroño se siente extranjero'. Pues que va a ser verdad atendiendo a los fríos datos de evolución de la población y a las cálidas opiniones de los inmigrantes que las manifiestan. Los riojanos somos gente maja, como decimos aquí.