Revelaciones rebeldes

Pepa Flores también cocina. Potajes. Y lleva una vida tranquila: ella ni viene ni va; está siempre en el mismo sitio, en Málaga y en su casa, de la que parece que no va a salir para acudir a recoger el Goya de Honor. De niña, Pepa Flores se reveló como artista; después, como mujer, se hartó y se largó. Ahí os quedáis. Desde entonces, la reverenciamos. Y aún seguimos asombrados por su coherencia y su dignidad, tan escasas en estos tiempos idiotas.

Unas se van pronto, como Pepa, y otras tardan en llegar: Benedicta Sánchez ha sido nominada a los 84 años al Goya a la Mejor Actriz Revelación por «Lo que arde», de Oliver Laxe. La vida de Benedicta es para hacer una película. Pero de acción, que lo suyo es un no parar: emigró a Brasil, fue sirvienta, tuvo un bar, trabajó en una librería, se separó, recorrió Europa, Siria, Jordania, Israel, tuvo una hija, fue fotógrafa, crio cabras y vendió lotería. Benedicta se rebeló de joven y ahora, de mayor, se revela y se rebela como actriz: cuando rodaba la película de Laxe ella no quería ser el monigote al que le decían ponte aquí, ordeña a la vaca; quería ser el cámara. Como yo, que no quiero ser cocinera. Lo mismo me rebelo hoy y compro comida para llevar. Y que le den al arroz con pollo.