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Todavía inmersos en la calificada como peor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, e indudablemente sin precedentes en el mundo, parece que comienza a vislumbrarse una pequeña luz a tenor de las cifras de enlentecimiento del avance en España del Covid19, aunque atentos a los ... repuntes observados en Asia, hasta encontrar la vacuna que nos defienda eficazmente. Sin hacerse muchas ilusiones, las garras parecen aflojar tras el épico esfuerzo del personal sanitario, el confinamiento social y el estrés político-económico. Es hora de continuar con el esfuerzo realizado, pero también de reflexionar y llamar a la responsabilidad individual, social y política para doblegarlo y para que el desconfinamiento no se convierta en el peor enemigo.
La situación nos ha puesto a prueba a todos, ha evidenciado la fragilidad del estado de bienestar, la globalización insolidaria y la importancia del tejido sanitario; nos ha enfrentado a una sima peligrosa, pero también debería abrir oportunidades y aprender de ella. Es hora de reflexionar sobre lo que es esencial en nuestra vida, las personas y valores importantes, y si el mundo que tuvimos es el que queremos que sea. Debemos afrontar con responsabilidad individual la consecuente crisis social, económica y política que volverá a ponernos a prueba.
Si atendemos la lección del virus, será una oportunidad de aprender y desintoxicar nuestra vida cambiando prioridades personales, profesionales, sanitarias, energéticas y políticas, de modular el modelo económico y social, de situar a la investigación, sanidad y educación en el lugar que les corresponde. Tendremos que debatir y hacer frente a posibles peligros de recorte de derechos y libertades básicos, por ejemplo, la suspensión excepcional de libertades personales no debe conducir a un estricto control social de geolocalización mediante dispositivos digitales de uso personal como móviles o relojes digitales que ya utilizan algunos países argumentando el control pandémico en un escenario digno de Georges Orwell. El autoritarismo y recorte de derechos fundamentales tienen un terreno abonado y fácil en épocas de penuria como la que nos espera.
Mientras tanto, no es el momento de disensiones y acusaciones políticas que parecen más oportunistas que responsables. Debemos continuar apretando los dientes, reencontrar valores éticos y solidarios, dialogar, ser responsables con lo que queremos que sea el nuevo mundo a construir, menos desigualitario, más respetuoso con el entorno, de progreso humano y buscando, como sugiere Bill Gates, la concertación internacional más allá de los egoísmos. Difícil pero posible.
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