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Omar Montes sin mascarilla y un médico residente con pancarta. Basta enfrentar esas dos imágenes para confirmar que vivimos en un mundo al revés. ¿Buscamos las siete diferencias? Y las cien... Que un cantante de reguetón gane 160.000 euros al mes y un MIR ... 160 veces menos da cuenta del absurdo en el que nos movemos. Si a ello se añade que el 'reguetonero' conquistó su rentable celebridad por haber sido novio de la hija de una tonadillera famosa y haber participado en un 'reality', y que el médico interno residente ha conseguido su sacrificado y mal pagado puesto de trabajo tras quemarse las pestañas durante seis años para aprobar una de las carreras universitarias más exigentes que existen, ya entramos en el terreno del delirio.
Y aún podría añadirse que mientras el millonario cantante se dedica a entretener a la gente (loable ocupación, no digo que no), el residente (médico, no dj) se encarga de salvar vidas humanas... Que no se sabe de ningún enfermo grave de coronavirus que se haya curado escuchando reguetón (ni tampoco una sinfonía de Mozart).
«Llevo 24 horas trabajando, ¿te atiendo?», reza la pancarta de un médico residente. «Nunca toreto, siempre flow torete», proclama un mensaje de Omar Montes en Instagram... Y no es por comparar (que también) pero es que mientras uno es contingente y gana cual si fuera necesario, los otros son imprescindibles y ganan como si fueran irrelevantes.
Ante tamaña desproporción a nadie le puede extrañar que, según una encuesta reciente, el 70% de los nuevos médicos de este país se esté planteando ya dejar España... Lo verdaderamente raro es que, antes de emigrar, el 70% no se haya planteado hacerse novio de Ia Pantoja.
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