Acaban de estar algunos de mis amigos de despedida de soltero; se nos casa Edu en octubre y por eso hace unos días decidieron secuestrarlo para llevarlo a León y pasar allí un fin de semana loco vestidos todos con camisas hawaianas. A mí las ... despedidas nunca me han apasionado porque siempre acabo desdoblándome de manera inevitable: aunque vivo la fiesta dentro de la comparsa a la vez la observo desde fuera con espanto. Cuando me cruzo por aquí con alguna los miro con mucha pena, así que como algunos más de la cuadrilla les dije que no iba. Además me conozco ya bastante bien y mis resacas siempre han sido terroríficas: me despierto sediento y aturdido, el estomago revuelto, los huesos con dolor de gripe y una presión en los ojos como si me los estuviera apretando con los pulgares el camarero del último bar. Hay gente a la que se les pasa en cuanto se dan una ducha; los envidio mucho porque a mí la resaca me dura 24 horas y durante ese tiempo ando con un mal humor peor que el de Fernando Fernán Goméz; no me compensa.

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Mandaban fotos y vídeos al grupo y al ir bajando por el chat a mí me subía a la garganta un ardor como de whisky con Coca Cola. Era bonito de ver, ahí estaban mis amigos con atuendos tropicales y la mirada vidriosa dando tumbos por León. Un sacrificio en el sagrado nombre de la amistad; se abrazaban y bailaban todos sin corbata para que no hubiera duda del compromiso que tenemos nosotros con el ahorro energético mundial.

Dicen que sus resacas fueron llevaderas y eso es lo más alucinante. Eso y lo que vivimos después al repasar la conversación y ver una y otra vez las fotos del fin de semana. Hasta los que no fuimos hemos sentido la despedida, el adiós a un tiempo que nuestra generación ha exprimido con desesperación porque en el fondo sabíamos que la promesa de una vida adulta próspera era un maldito espejismo. Aún nos quedan bodas y fiestas pero, como explicó Sabina, a esos escenarios volveremos ya solo a decir hola y adiós. Contra esta resaca de una edad que se termina no hay remedio que nos valga.

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