La ola de huelgas que tiene semiparalizado Reino Unido y la desastrosa situación de la sanidad pública, con siete millones de personas en listas de espera, han colocado contra las cuerdas al Gobierno de Rishi Sunak a poco más de cien días de su llegada ... a Downing Street. La destitución del presidente de su propio partido, el conservador Zahawi, tras el escándalo de los impuestos no declarados solo ha sido una gota más en medio de una crisis en la que ya se alzan voces pidiendo su cabeza y la vuelta de Boris Johnson. Sunak, con su estilo tecnócrata y prestigio de buen gestor, parece incapaz de atajar la recesión de la economía, que se suma a una inflación de las más altas de la OCDE. En su toma de posesión, el cuarto primer ministro en cuatro años prometió sacar al país de la recesión, hacer frente a las oleadas de inmigrantes ilegales que cada día cruzan el Canal y restaurar el optimismo, la esperanza y el orgullo de los británicos. La realidad, sin embargo, camina en otra dirección desde que Reino Unido rompió lazos con la UE y no solo no logra dar la vuelta a la caótica situación heredada, sino que, según los sondeos, el pesimismo y el malestar se han apoderado de la ciudadanía.
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