Estamos de reformas

Era de esperar. Pronto o tarde tenía que suceder. Habiendo, como la hay, demasiada gente jugando sucio en la política, algo habría que hacer para facilitarles una buena sombrilla y volverles a la primera línea de playa.

Y como la cosa está lo suficientemente clara, lo primero que se quiere hacer es modificar el delito de sedición ¿Y cómo? Pues como siempre: cambiando cromos de esa colección que se llama 'quid pro quo'. Yo te doy si tú me das. Este no lo quiero que ya lo tengo, pero te cambio estos dos de presupuestos por este de inhabilitación que lo tengo 'repe'. Vamos, lo de siempre.

Pero como ocurre que en latín 'civis' quiere decir ciudadano y no gilipoyas, pues los ciudadanos han empezado a mosquearse de tanto tejemaneje y en esta ocasión los cambistas de cromos se han visto obligados a dar explicaciones, que no por originales dejan de ser descojonantes, tan descojonantes como que el pobre Patxi López, para justificar la mixtificación, ha tenido que inventarse primero: por qué lo que ayer era judicialmente incorrecto hoy es políticamente conveniente; y segundo, que la reforma de la sedición, no vayan a creerse, ha tenido que realizarse para «europeizar» la reforma del delito, adaptando las penas al resto de nuestros países vecinos.

Y así ha sido cómo, apretando el acelerador a tope, PSOE y Unidas Podemos han presentado ya una proposición de ley para avanzar en la reforma del delito de sedición y convertirlo en un nuevo tipo de «desórdenes públicos agravados», que por otra parte no me negarán que resulta ser un nombre harto extravagante.

Y ya, para terminar, ahora viene lo mejor: Una vez que ya se ha efectuado el cambio de cromos, una vez que ya se han puesto de acuerdo que se cambian uno de 'Azañas bélicas' por dos del 'Capitán Trueno', va y vienen los del quinto izquierda y de boca de Pere, el presidente de la Generalidad de Cataluña, nos sueltan que «este es un paso muy importante pero que hay que seguir dando más». ¡Ah!, y la cosa no ha acabado aquí porque también ha hablado de no sé qué amnistías y de volver a votar. Vamos, la repanocha. Cosas de la europeización y del cuento de nunca acabar. ¿Verdad, presidente?

Hasta el domingo que viene, si Dios quiere, y ya saben, no tengan miedo.