El Instituto Nacional de Estadística rebajó ayer de manera sustancial el dato adelantado en julio sobre el crecimiento de la economía en el segundo trimestre, que pasa del 2,8% inicialmente apuntado a tan solo el 1,1%. La corrección llegó a los dos días ... de que la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, presentara el cuadro macroeconómico que fundamentará los Presupuestos del Estado de 2022 confiada en que la actividad volverá a la situación previa a la pandemia antes de que finalice el presente ejercicio. El INE es un organismo autónomo adscrito precisamente a su ministerio. Las razones expuestas por sus responsables para explicar lo ocurrido se refieren a la menor revitalización del consumo y a fluctuaciones en precios y salarios, junto a las dificultades que la evolución epidémica y la variabilidad de las medidas de restricción o desescalada suponen a la hora de avanzar estimaciones de crecimiento. Pero es de suponer que esas mismas reservas formarían parte de la preocupación del INE sobre la solvencia de los datos que manejaba en julio. Como es de suponer que han estado presentes en las deliberaciones de Economía y en las del propio Consejo de Ministros. Por ello resulta más inexplicable aún el optimismo del que hizo gala la vicepresidenta en su comparecencia del pasado martes. Rebajar del 2,8% al 1,1% el crecimiento de abril, mayo y junio aminora las expectativas para el conjunto del ejercicio. No solo porque resta nada menos que 1,7 puntos al segundo trimestre del año. Pueden resultar más significativas las dudas que la corrección en la Contabilidad Nacional introducen respecto a la solidez de las señales de recuperación en el tercer trimestre que ahora concluye y en el cuarto hacia el que el Gobierno parece volcar gran parte de sus esperanzas.

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Lo ocurrido afecta, además, a la reputación de un país que se ufana de encabezar las expectativas de crecimiento en la Europa comunitaria. Porque el error no está tanto en la tardía apreciación de factores que pudiesen invalidar el dato adelantado del segundo trimestre –alegando ahora que es la Agencia Tributaria la que cuenta con una imagen más fiel de la realidad– como en la inclinación política a dar por bueno el índice estadístico más favorable a los intereses propios. El Gobierno no ofreció ayer explicaciones convincentes ante una revisión tan llamativa de las cuentas de la recuperación que no es solo un problema del INE, sino de la credibilidad de los Presupuestos de 2022.

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