Se considera poeta, rapero político, compositor antisistema. La Justicia le ha puesto otra etiqueta: delincuente reincidente. («¡Merece que explote el coche de Patxi López!»*). Lleva durmiendo cuatro días en la cárcel. Va a pasar allí una temporadita. Nada, cositas menores, enaltecimiento del terrorismo ... e injurias a la Corona y a instituciones estatales. Tiene su aquel que con 32 años, en su biografía destaque ya la pestaña 'Condenas y detenciones' («No me da pena tu tiro en la nuca, pepero (...) No me da pena tu tiro en la nuca, socialisto»). Pablo Hasel enlaza condenas como cuentas del rosario. Y ha pasado por la Universidad, sí. Pero solo para atrincherarse. («La policía asesina con total impunidad»).

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Puede dedicar su estancia en la trena a estudiar Derecho, como tantos otros. Y hasta proponer una paraConstitución catalana que le dé inmunidad e inimputabilidad. O quizá cursando la carrera descubra el Código Penal. Y en los vis a vis, Echenique le informaría de la deriva del estado opresor. («Pienso en balas que nucas de jueces nazis alcancen»).

Aunque, bien pensado, quizá no debería entrar en prisión. Podría conmutar su pena componiendo canciones motivacionales para campamentos juveniles. Tipo'Viva la gente'.O versionar en rap a Enrique y Ana, por ejemplo. O realizando trabajos en favor de la sociedad, restaurando con sus 'activistas' los destrozos que han causado en numerosas ciudades. («Pena de muerte ya a las Infantas patéticas»).

Para mí que la libertad de expresión no era esto. Ni el estado de Derecho. Y mucho menos, la cultura. Al menos, para quien esto firma.

(* En cursiva, letras de canciones y twits de Hazél).

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