Recetas para la crisis
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El hecho de que España deba integrar su política económica en estrategias europeas realza la necesidad del consenso internoEl informe anual del Banco de España ofrece un análisis general de los retos a los que se enfrenta la economía nacional, señala las debilidades previas que la crisis del COVID-19 ha agudizado y respalda las medidas de estímulo adoptadas para preservar el empleo ... y la liquidez de las empresas. Además, advierte de las tareas que estaban pendientes antes de marzo y que ahora resultan acuciantes. El bajo crecimiento de la productividad pone en cuestión el reducido tamaño de las empresas, la limitada cualificación del capital humano y el deficiente peso del capital tecnológico. A ello se le suman los problemas estructurales del mercado de trabajo. El supervisor destaca la necesidad de un plan a medio plazo para elevar los ingresos del Estado y aplicar ajustes en el gasto a fin de reducir un déficit y una deuda pública que inevitablemente se desbocarán ahora para reactivar la economía, pero que habrá que contener acto seguido si se desea disponer de un cierto margen para aplicar políticas anticíclicas de cara al futuro.
El Banco de España plantea así un debate incómodo para la clase política y para los agentes económicos y sociales. Frente al 'gástese cuanto sea preciso' del FMI, invita a combatir la recesión con cuantos recursos hagan falta. Pero también urge a diseñar a la vez subidas de presión fiscal, la creación de otros nuevos, la supresión de exenciones fiscales y una reforma de las pensiones. Todo ello, con el objetivo de recomponer el equilibrio en las cuentas públicas cuando haya pasado lo peor de la crisis. Este emplazamiento no está lejos de las recetas preponderantes en la UE, de la que dependen las millonarias ayudas para la recuperación. Su impopularidad y las grietas que una actuación de este tipo abrirían en el Gobierno aparcan por ahora la discusión al respecto.
El hecho de que España deba integrar su política económica dentro de estrategias a escala europea realza la imperiosa necesidad del consenso interno y la solvencia institucional. El inicio de la desescalada pudo animar a los partidos a acusar su confrontación como equivocado signo de normalidad. Los retos a los que se enfrenta el país y cada uno de sus ciudadanos reclaman todo lo contrario. Es posible que esos mismos partidos lo estén entendiendo así cuando rebajan el tono de sus discrepancias en la Comisión para la Reconstrucción del Congreso o no ideologizan en exceso el debate preliminar sobre los Presupuestos de 2021.
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