Receta demoscópica

Aunque las reservas que suscitan las previsiones electorales del CIS desde que el instituto público pasó a estar dirigido por José Félix Tezanos no derivan fundamentalmente del momento en que se realiza la exploración demoscópica, sino de las diferencias que sus conclusiones -previa renuncia a la labor de 'cocina'- ofrecen respecto a los demás sondeos de opinión. Contando por otra parte con la clamorosa distancia a la que el pronóstico del CIS se situó respecto al escrutinio de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre. Si nos atenemos a este último barómetro, el CIS dibuja un panorama político que apuntaría poco menos que una tendencia al restablecimiento del bipartidismo, gracias a la capacidad de arrastre electoral del socialismo de Sánchez.

La suma entre las dos formaciones tradicionales -PSOE y PP- alcanzaría según el CIS el 50% del voto en las próximas generales; con el apunte añadido de que los socialistas obtendrían el doble de adhesiones ciudadanas que los populares. Esa foto fija podría inducir la presunción de que ambas formaciones contarían con un suelo muy sólido, y con un techo equiparable al máximo histórico de su representatividad; mientras que las tres opciones emergentes -Ciudadanos, Podemos y Vox- se habrían encontrado ya con el límite de su recorrido electoral. Las encuestas no solo predicen, sino que sobre todo prescriben el cuadro general al que debieran atenerse los votantes. Uno de los datos más sorprendentes que ofrece el último barómetro del CIS es que el PSOE multiplica por dos el voto al PP.