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La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se creó en 1922 y fue en diciembre de 1991 cuando el invento político forjado por Lenin se desplomó. Las causas son variadas, pero la debilidad del antes férreo aparato soviético facilitó que emergiera el nacionalismo de los ... territorios. El tinglado político implosionó y así nacieron las quince repúblicas que hoy conocemos, entre ellas Ucrania. En esta república, hoy invadida por la Federación Rusa de Putin, sucesivas generaciones crecieron unidas en un destino planificado desde Moscú. Muchos forjaron sus vidas creyendo en la utopía de la dictadura del proletariado sin admitir que había devenido en la dictadura de los dirigentes, como bien ha demostrado la historia. Entonces llegó Gorbachov y habló de perestroika y glasnost, es decir, de abrirse a Occidente, de reformar el sistema económico y político, de recorrer el camino hacia la democracia. Estas ideas que tanto nos gustan a nosotros acabaron con Gorbachov, para los suyos una especie de traidor desleal a su patria y su pasado. Ocurrió que, en días, todos los que malvivían de los salarios del estado pasaron a morirse de hambre y una potencia mundial se convirtió en 15 repúblicas. Gorbachov fue el último presidente de la Unión Soviética y Boris Yeltsin el primer presidente democrático de la Federación Rusa, que dejó el país en manos de oligarcas que se hicieron con los resortes del poder económico. De ahí que la frase más conocida de Putin sea «el que quiera restaurar el comunismo no tiene cabeza; el que no lo eche de menos no tiene corazón». En esa angustia por la supervivencia, el pasado denostado y el futuro amenazando miseria llegó Putin desde las entrañas de la antigua KGB. En el desorden puso orden con mano dura y mirada que mata, un líder de hierro al gusto de quienes prefieren ser fuertes a ser libres.

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larioja Putin versus Gorbachov