Puntualidad

En las últimas semanas, en las que hemos asistido a varias conferencias televisadas por parte del presidente del Ejecutivo, ni una sola vez la comparecencia ha comenzado a la hora señalada inicialmente; algunas se han retrasado hasta varias horas. No quiero albergar pensamientos oscuros que apunten a si dicha impuntualidad obedece al intento de monopolizar el discurso y la agenda mediática, que por otro lado logra; pero cuando menos es una muestra intolerable de una considerable falta de respeto. Tal ejemplo de mala educación no es parcela exclusiva de Pedro Sánchez. Me consta que otros presidentes autonómicos también retrasan sin motivo aparente sus apariciones previamente convocadas. Como si siguieran el modelo pautado por Moncloa. Y como la televisión imita a la vida real, también las cadenas, salvo la honrosa excepción de la pública, optan por esa costumbre tan odiosa de retrasar sus contenidos bastante más allá de lo que anuncian en sus parrillas. Y supone la misma falta de consideración que inicien sus contenidos en un momento dado y a los veinte segundos corten para iniciar una pausa publicitaria que suele alargarse de doce a catorce minutos en muchos casos. Así, la hora del 'prime time' no se abre hasta bien entradas las once de la noche y eso no hay quien lo sobrelleve sin sufrir de insomnio. Luego abominarán de las plataformas de pago...