Un pulso que debe acabar
La parálisis a la que la pugna entre el Gobierno y el PP está sometiendo a un Consejo del Poder Judicial que no ve fin ... a su interinidad y al que se zarandea con reformas y contrarreformas resulta ya tan insoportable como para que socialistas y populares encaucen de una vez u pospuesta renovación. Las dos grandes formaciones que desde la instauración de la democracia han transformado la elección de los vocales del órgano de gobierno de los jueces en un factor más de su cruce de intereses partidarios han de poner fin a una diatriba que no solo tiene sin cubrir más de medio centenar de puestos relevantes en los tribunales del país; también lleva tiempo amenazando la entereza de un Consejo que ayer se partió en dos al evaluar el temerario paso dado por el Ejecutivo de Sánchez para forzar la actualización de cuatro nombramientos pendientes en el Constitucional y orientarlo así hacia una mayoría progresista. Esa contrarreforma legal supone una maniobra impropia que no se justifica por el bloqueo que la Moncloa atribuye a un PP que ha dilatado también a conveniencia la presentación de su propuesta alternativa, tras el compromiso de negociar que adquirieron Sánchez y Feijóo hace ahora tres meses.
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