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ESE PÚBLICO IMPLACABLE

Anecdotario ·

Viernes, 31 de mayo 2019, 08:39

Sherlock Holmes murió en las cataratas suizas de Reichenbach en 1893, pero resucitó nueve años después; Arthur Conan Doyle tuvo que ceder a las innumerables cartas de los lectores, a la presión de sus editores y a la insistencia de su propia madre, quien le ... gritó «¡No lo harás! ¡No puedes! ¡No debes!», cuando se enteró de que su hijo pensaba poner punto final a las aventuras de Sherlock y de Moriarty con un simple gorgoteo en aquellas espumosas aguas alpinas.

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