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Si uno lo mira bien, lo que está intentando Hermoso de Mendoza en el Ayuntamiento tiene su mérito: no solo llevar adelante un gobierno con otros dos partidos (y uno de ellos una coalición en riesgo permanente de saltar por los aires), sino además ... hacerlo con un equipo cuya experiencia municipal se acerca mucho a cero.
Eso produce, inevitablemente, algún que otro renuncio. Los habrá de puertas adentro, pero de esos no nos enteramos. Lo malo es que los plenos son bastante inmisericordes. Que todo se ve mucho, vamos.
Se ve, por ejemplo, que al presidente del pleno le faltan horas de vuelo. Hay que reconocer que el asunto de los turnos de intervención parece diseñado por un mono puesto de coca. Y que es fácil perderse entre los turnos de defensa de moción, los defensa de enmienda de moción, los turnos en contra, los turnos de portavoz y los turnos que, además, tiene el alcalde porque es el alcalde.
Así que el pobre Francisco Javier Pérez se lió en al menos cuatro o cinco ocasiones. Lo peor es que siempre se lió en el mismo sentido, dejando sin palabra (o intentándolo) a Ciudadanos. Cosa peligrosa, porque el 'naranja' Julián San Martín suele cultivar su lado más malencarado en estas sesiones, en las que está para pocas bromas. Pero en fin, el 'ciudadano' fue comprensivo: bastante tenía ya el presidente del pleno, parecía.
Aunque si uno se pone a pensar mal, igual Pérez lo hacía adrede, porque nada más empezar el pleno había sido el propio San Martín el que había pillado a las novatas huestes socialistas en un renuncio bien evidente. Se discutía uno de los cambios urbanísticos de los que son necesarios para la futura ampliación del Bretón, así que San Martín preguntó si el Ayuntamiento va a priorizar en sus planes la ampliación del Bretón con una sala nueva o la del peine escénico.
Lo que se sucedió tras tan sencilla pregunta: media docena de miradas semi-aterrorizadas y el concejal Caballero con una respuesta nada airosa: «Ya se lo comentaremos en comisión», vino a soltar. Que es tanto como decir «que ahora mismo no sé qué contestarte, bacalao».
Insistió San Martín, y consiguió arrancar una respuesta algo menos penosa, aunque no mucho más concreta, de la concejal de Cultura. Un «lo estamos estudiando», muy socorrido en estos casos.
En fin, todo será cuestión de dejar pasar el tiempo y de que los concejales socialistas (aún con esa 'L' de los novatos casi grabada en la cara) vayan pillando el tono... y preparando los papeles, que uno nunca sabe por dónde sale la malvada oposición.
Alguna ventaja les asiste en este proceso. Una, por ejemplo, que no es menor: el aplomo del jefe. Hermoso tomó la palabra cuando tenía que hacerlo (cuando PP y Cs pedían que se publicara el programa de gobierno del tripartito) y lo hizo como suele: con tranquilidad, buenos modos y firmeza. Y una media sonrisa que parece marca de la casa.
Así, al PSOE de la 'L' les pasa como a la Real Sociedad de los tiempos heroicos: no pasa nada, tenemos a Arconada. El portero es bueno, lo demás se irá arreglando.
Ah, una duda: Rubén Antoñanzas, edil del equipo de Gobierno, ¿va a seguir presentando mociones como si estuviera en la oposición? Un miembro del Gobierno instando al Gobierno queda raro. Por comentarlo.
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