El presidente Sánchez confirmó ayer que el Gobierno solicitará el miércoles al Congreso una cuarta prórroga del estado de alarma frente al coronavirus. Su aprobación permitiría a la 'autoridad única' ordenar la desescalada durante la Fase 1 del plan trazado. La previsión que recoge el ... artículo 116 de la Constitución y su desarrollo en la Ley Orgánica correspondiente de 1981 es el «instrumento jurídico» –en palabras del presidente ayer– del que se dotó el Gobierno para afrontar la pandemia. Un recurso legal que además ha empleado de manera expeditiva, decretando restricciones que se aproximaban al estado de excepción. Al tiempo que convertía las incertidumbres del Covid-19 y sus propias inseguridades en argumento para limitar el diálogo con las formaciones parlamentarias y los Gobiernos autonómicos, y en baza para una gestión poco transparente de la crisis, con notables lagunas e improvisaciones. Ayer, Pedro Sánchez quiso poner en valor la efectividad del estado de alarma, como si los resultados obtenidos gracias al confinamiento de la población se debieran a esa previsión constitucional, cuando no ha podido demostrarse que existía otro andamiaje jurídico igualmente válido, y que lógicamente habría requerido una disposición ciudadana aun más proactiva. Pero llegados a este punto no parece buena idea prescindir del estado de alarma para explorar la eficiencia de otros recursos legales alternativos. El Estado, incluidas las instituciones autonómicas, no puede prescindir en el desconfinamiento del instrumento empleado en la escalada. Y lo saben todos los partidos con responsabilidad de gobierno en unas u otras administraciones. Entre otras razones porque todavía no están claras las condiciones precisas para desescalar de una fase a otra bajo criterios de asimetría. Condiciones que el Gobierno evita precisar y que ya califica de cualitativas y sujetas incluso a «negociación» con los ámbitos territoriales concernidos. Basta pensar en que una comunidad autónoma o parte de ella encalle en el desconfinamiento o experimente un rebrote epidémico para concluir que el estado de alarma es todavía necesario por haber sido el instrumento empleado hasta ahora. Hoy el presidente Sánchez tiene la oportunidad de conseguir que todos los presidentes autonómicos vean reconocido el papel de las instituciones de su comunidad en el «cogobierno» del estado de alarma, sin emplear el fondo de financiación territorial anunciado ayer a modo de trueque.
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