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Como ustedes comprenderán, dedicándome a lo que me dedico, no soy muy partidario de coartar la libertad de expresión. Va en el ideario de la profesión eso de que hay que dejar a la gente decir lo que quiera, y que luego cada uno apechugue ... con las consecuencias de lo dicho. Que por cierto, es un malentendido muy común: discutir tus ideas no es atacar a tu libertad de expresión. Es decir que lo que dices, con tu libertad de expresión intacta, me parece una bobochorrez. Por ejemplo.
Pero que me desvío. Creo que va siendo hora de que los gobiernos de la cosa occidental se vayan planteando prohibir el movimiento antivacunas y lo que va diciendo. Por una razón fundamental: uno no puede ir por ahí poniendo en peligro la vida de otras personas, ya sea disparando tiros al aire o haciendo campaña activa para que la gente enferme. Porque esto es lo que hacen los antivacunas: con su ideario marciano y soltando gilipolleces que no resisten medio argumento, acaban sin embargo convenciendo a incautos, y haciendo que cada año desciendan las tasas de vacunación en el mundo. Y con eso, que enfermedades que hace cuatro días no eran nada vuelvan a matar gente.
El COVID-19 nos ha traído un vistazo a lo que sería un mundo sin vacunas, pero ni aún así esta gentucilla se ha dado cuenta. Al contrario, siguen soltando mentiras y poniendo en peligro la salud pública. Creo yo que en una sociedad normalizada eso debería estar prohibido. Pero no luego: ahora.
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