El pasado miércoles, el Ministerio de Educación, ahora en manos de Pilar Alegría, se reunió con las comunidades para pactar las normas que regirán en el inminente comienzo del curso escolar. Alegría ha confirmado que se optará por la máxima presencialidad en todas las etapas ... educativas; la distancia interpersonal mínima será de 1,2 metros y el ministerio se apoya en la estrategia de vacunación como «herramienta fundamental» de la lucha contra el COVID; de hecho, seis de cada 10 adolescentes de entre 12 y 19 años ya han recibido al menos una dosis.

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Las medidas de salud parecen, pues, aseguradas a un nivel adecuado; sin embargo, las pedagógicas están en el aire. El nuevo protocolo anti-COVID no contempla mantener la reducción de las ratios, que para la mayoría de los docentes fue un gran hallazgo. Este año, los centros, en función de los protocolos de cada comunidad, podrán volver a niveles prepandemia.

Tampoco está claro qué ocurrirá con los profesores contratados de refuerzo del año pasado, unos 40.000: las comunidades han recibido 13.500 millones de euros para sufragar medidas anticovid y el ministerio les recomienda que gasten estos recursos en profesores. Esta es la opinión asimismo de los padres y de las organizaciones sindicales, pero nada indica que todas las autonomías vayan a hacer caso a una propuesta que la comunidad docente considera que debería prolongarse indefinidamente; Madrid y Andalucía podrían prescindir conjuntamente de unos 10.000 docentes.

El plan de reconstrucción y resiliencia sobre el que se despliegan los fondos Next Generation tiene tres objetivos preferentes: la digitalización, la descarbonización y la formación. La modernización del tejido productivo que se pretende lograr como gran oportunidad a raíz de la gran pandemia incluye un esfuerzo en educación, que redundará en la eficiencia del sistema. En consecuencia, el dinero dedicado a la mejora del proceso educativo no es un gasto, sino una inversión, que proporcionará retornos asegurados. Muchos de los problemas de los jóvenes, que tantas dificultades encuentran para integrarse e iniciar una vida laboral intensa y productiva que les proporcione una cómoda instalación en la vida, provienen de los déficit escolares, de la falta de preparación prestada por el aparato docente. La pandemia no tiene facetas positivas, pero sí habría servido de algo si dejara esta huella favorable en la educación.

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