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Privatización de lo público

Editorial ·

A punto de aprobarse los Presupuestos y a la espera del fondo europeo, el Gobierno no puede continuar siendo noticia por sus enredos internos

Miércoles, 16 de diciembre 2020, 09:10

Las desavenencias entre los socios del Gobierno PSOE-Unidas Podemos en materia económica y social completan un catálogo que pone en entredicho su solidez. De nuevo ha aflorado la divergencia sobre el incremento del Salario Mínimo Interprofesional, que la titular de Economía Nadia Calviño no ... ve conveniente y la parte 'morada' del Ejecutivo continúa enarbolando. La propuesta del ministro Escrivá de que se computen 35 años de cotizaciones para calcular la pensión de jubilación ha reabierto en el seno de la coalición el debate sobre la reforma de las pensiones. La política de vivienda, la intervención pública y la regulación normativa de precios y alquileres, suscitan periódicamente lecturas muy distintas de la situación y de los desafíos que han de asumir las administraciones. Los hechos consumados de la integración de Bankia con Caixabank dejaron atrás la contestación de los de Unidas Podemos al destino de la entidad socorrida con fondos públicos. Pero a cada paso surgen nuevas tensiones, como la imputación a la ministra Ribera de negarse a acabar con los cortes de luz y agua por impago. La idea 'morada' de reducir la semana laboral a cuatro jornadas de trabajo ha decaído por su propia inconsistencia. Pero sigue pendiente el anunciado decreto para evitar los desahucios, a cambio del que Unidas Podemos, ERC y EH Bildu retiraron su iniciativa parlamentaria. Aunque lo más preocupante es que el pulso que mantienen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias amenaza con entorpecer la tramitación de los proyectos que aspirarían al Fondo Next Generation europeo, después de que el presidente se viese obligado a convertir el Consejo de Ministros en el órgano que los evalúe. Con el riesgo de que sus deliberaciones se sucedan al margen de las necesidades de recuperación. Sánchez e Iglesias tienden a presentar sus discusiones como si fuesen un asunto privado en los equilibrios de las izquierdas, cuando afectan al país en su conjunto. La polarización respecto a las derechas contribuye a esa privatización partidaria de lo público. De modo que Unidas Podemos pueda simular autenticidad ideológica, mientras el presidente distribuye papeles entre las carteras socialistas del Gobierno hasta asegurar, por el flanco más europeísta, el realismo que precisa un país que no acaba de poner en marcha el Ingreso Mínimo Vital. A punto de aprobarse los Presupuestos y a la espera de los fondos europeos, el Ejecutivo de Sánchez no puede continuar siendo noticia por sus enredos internos.

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