LA PRIORIDAD DEL MONTE CANTABRIA

A lo largo de los últimos cuatro siglos, la controversia ha rondado el origen etimológico de su topónimo, así como la importancia que el asentamiento conserva en la génesis de la vigente capital de La Rioja. Además de los tesoros que todavía alberga -o que en su día pudo albergar-, en el pasado del Monte Cantabria se entremezclan de forma indistinta la historia y la leyenda ante las copiosas y dispares fuentes escritas que dan testimonio sobre lo que allí pudo suceder. San Isidoro de Sevilla, San Braulio de Zaragoza, Ximénez de Rada, el Padre Mariana, Moret, Ocampo, Govantes, Madoz o Navarro Villoslada han vertido ciento y una noticias sobre el cerro que domina la capital, si bien las principales campañas arqueológicas no se llevaron a cabo hasta el siglo XX y las últimas de fuste, en 1994.

La primera fase de las excavaciones, que esta semana se ha presentado a bombo y platillo, comenzó en noviembre del 2018 y ha durado poco más de cuatro meses. Es una lástima que la Alcaldía saliente -en el poder desde el 2011- no se hubiera planteado mucho antes un proyecto tan perentorio para la capital como el comer, desde el punto de visto patrimonial y turístico, y haya esperado hasta, casi, casi, el final de su mandato y deje las fases más costosas para la próxima Corporación.