Camino de los 100 días desde que Pere Aragonès fuera elegido presidente de la Generalitat, el nuevo Gobierno no ha logrado significarse ni resolver sus propias contradicciones. La principal pretensión de Aragonès es hacer hincapié en la gestión, después de un demasiado largo periodo de ... pasividad por parte de su antecesor Quim Torra; y, al mismo tiempo, quitar presión y plazos sobre las reivindicaciones de la independencia y la amnistía. En materia de gobernanza, se han lanzado ya dos anuncios, la ampliación de El Prat y la candidatura las Juegos Olímpicos de Invierno 2030, que han creado controversia tanto política como social. Aragonès prometió unos presupuestos para 2021 que nunca han existido y ya se preparan negociaciones para los de 2022. Pero esta tarea pondrá a prueba la solidez del pacto ERC-Junts, que algunos creen frágil y de corta duración. Más tangible es el incumplimiento de un plan social de 700 millones prometido por Aragonès en su discurso de investidura. Por todo ello, el PSC ya habla de la acobardada inoperancia de Aragonès, temeroso de que la posconvergencia le tilde de antipatriota. Y ese mismo temor presidirá la inminente negociación entre los dos Gobiernos, español y catalán.
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