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José Ibarrola
La previsible volatilidad del bitcoin

La previsible volatilidad del bitcoin

Momentos como el que atravesamos son los que asientan las raíces de las revalorizaciones permanentes

Germán garcía-aguilar

Miércoles, 26 de mayo 2021, 00:08

En momentos como el actual, en el que el precio del bitcoin y de otras criptomonedas se ha desplomado hasta un 50% en cuestión de apenas unos días, pudiera parecer que el mercado de este tipo de activos es completamente irracional e indescifrable. Un poco de perspectiva es suficiente, sin embargo, para descubrir que no lo es tanto, y aquí vamos a intentar entender cómo se determina el precio de este candidato a reemplazar a nuestro dinero, y por qué se muestra tan volátil en el corto plazo.

Lo primero que debemos entender es que, debido a su escasez, para hacernos con el control de un bitcoin necesitamos convencer a otra persona para que nos lo entregue voluntariamente. En esa persona estará la clave de su precio: ¿por qué compró sus bitcoins y por qué iba a querer vendérnoslos ahora? ¿cuánto dinero de papel nos pedirá a cambio de ellos, teniendo en cuenta que el intercambio que ella realizó en su momento fue exactamente el contrario?

Por suerte para los potenciales compradores, aquí existen dos grandes categorías de propietarios de bitcoins, una de las cuales nos pondrá las cosas fáciles de vez en cuando. Por un lado estamos los menos propensos a desprendernos de nuestros bitcoins: aquellos que, más o menos equivocados, damos mucho valor al único activo que nadie nos puede arrebatar mediante el uso de la violencia (lo cual puede resultar muy conveniente en tiempos de acelerado cambio tecnológico, polarización social y Estados excesivamente endeudados). Esta categoría incluye a quienes creemos que un bitcoin terminará valiendo, o bien absolutamente nada (porque su concepto termine fracasando), o bien cientos, si no miles, de veces lo que cuesta en este momento. Tal y como si nos hubiésemos hecho con una casa de lujo por 300 o por 600 euros, la revalorización que esperamos es tan importante que los actuales movimientos de su precio no afectan mucho a nuestra predisposición a seguir esperando.

En segundo lugar, y esto no es necesariamente una crítica, están aquellos que se ven atraídos por la innegable posibilidad de hacer dinero rápido en los mercados de criptomonedas y que especulan con la probabilidad de que mañana aparezcan personas dispuestas a comprarles sus bitcoins por una cantidad de dólares o euros muy superior a la actual. A estas personas no les importa tanto la tecnología o el precio del bitcoin como el ritmo al que se revaloriza en el corto plazo, y el gran problema al que se enfrentan es que, como es obvio, el precio de un activo no puede estar en permanente ascenso, por mucho que en un momento de euforia pueda parecerlo. Como sucede en cualquier burbuja o esquema Ponzi, es cuestión de tiempo que todos aquellos posibles interesados en especular con bitcoin ya hayan invertido cuanto fuesen a invertir, y que los 'compradores a cualquier precio' dejen de aparecer, con lo que el precio dejará de crecer. En ese momento, el especulador se encontrará en panorama muy adverso a sus intereses, pues su único motivo para poseer bitcoins habrá desaparecido, y los querrá vender… justo cuando ya no quede nadie interesado en comprárselos.

Será en estos momentos cuando aumente el porcentaje de bitcoins acumulados en manos de quienes estamos interesados en sus perspectivas a largo plazo, pero pónganse en nuestros zapatos: tras revalorizaciones del 600% como las del último año, difícilmente querremos apresurarnos a comprar muchos más. Hace apenas un suspiro podíamos comprar bitcoins por 5.000 euros, y lo hicimos. Ya entonces invertimos la parte de nuestro patrimonio que nos parecía adecuada, y su peso en nuestros ahorros se ha sextuplicado. Es más, aun si el precio del bitcoin cayera otro 50% en los próximos días, seguiríamos estando en idéntica situación, y precisamente por eso es muy posible que aún veamos ese desplome más tarde o más temprano.

Pero cuidado. Quienes especulen, esta vez, con la idea de que su precio siempre vaya a seguir bajando, deberían ser conscientes de que momentos como el que atravesamos son los que asientan las raíces de las revalorizaciones permanentes y de que estas pueden llegar muy rápido. Igual que toda burbuja llega a un final, también llega un momento en el que los vendedores a cualquier precio han terminado de desprenderse de los bitcoins que poseían, y comprarlos será entonces mucho más complicado. En los últimos meses, los propietarios de bitcoins con perspectivas a largo plazo hemos lanzado un mensaje muy claro: no estamos dispuestos a venderlos a los precios que han alcanzado (ya lo habríamos hecho), y es a nosotros a los que, una vez los especuladores hayan salido del mercado, tendrán que comprárnoslo.

¿Qué precio alcanzará entonces el bitcoin? Ni podemos saberlo, ni debería importarnos demasiado, pues lo fundamental es que cada vez más personas se sumen a esta lista de propietarios a largo plazo. Un proceso que se ve catalizado gracias al flujo constante de titulares escandalizados con la volatilidad de su precio, dicho sea de paso.

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