La campaña de vacunación frente al COVID-19 ha entrado hoy en el mes decisivo para que se cumplan las previsiones de inmunización que manejan los gobiernos europeos, y con ellos el de Pedro Sánchez. En el caso de España, la vacunación de junio permitirá que la inmunidad alcance hasta los menores de 50 años y se reactive el verano. Asegurando la movilidad turística dentro del país y ofreciendo en esa medida un entorno atractivo a los visitantes extranjeros. Para lo que es necesario que en los primeros días del mes la vacunación se acelere hasta recuperar el tiempo perdido en las dos últimas semanas. Es crucial que se supere cuanto antes la controversia generada en torno a la marca a la que recurrir en la segunda dosis de los vacunados de menos de 60 años. La dilación en su administración no está contemplada ni en el prospecto de AstraZeneca ni por la EMA. De modo que urge atender a quienes hayan optado por continuar con esa vacuna, y explicar con mayor claridad las razones del Ministerio para inyectar Pfizer en segunda dosis. En España, 9.221.285 ciudadanos han recibido ya la pauta completa de vacunación. Aunque las 17.606.352 de personas a las que se les ha administrado solo la primera dosis deben tener en cuenta que necesitan de la segunda para inmunizarse y para reducir al máximo su potencial contagiosidad en caso de infectarse. Ayer estaba prevista la distribución de 1,7 millones de dosis de Pfizer, 1,3 millones de AstraZeneca, y más de 300.000 de Moderna, para llegar hasta 4,6 millones de viales que en unos días estarán en manos de las administraciones autonómicas. Pero persiste un diferencial superior al millón de dosis entre las entregadas y las administradas –diferencial que es desigual según comunidades– que debería reducirse incrementando la eficiencia de la campaña, cuando ninguna autonomía tiene motivos para preservar viales para un momento de mayor necesidad que el actual. La incidencia acumulada a 14 días se sitúa a nivel nacional, fin de semana mediante, en 121,75. En La Rioja, se ha elevado a un preocupante 174,73 que sugiere, cuando menos, cautela. Ese dato y el avance de la vacunación no deberían alentar la relajación de medidas de prevención –léase el uso de mascarillas– y menos aún convertir la cuestión de su obligatoriedad en una suerte de encuesta entre las propias instituciones. No se trata de especular, como hizo Fernando Simón hace dos semanas o ayer el presidente de Castilla-La Mancha. Se trata de mantener en alerta la responsabilidad para prevenir contagios.
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