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El 4 de enero de 1920 murió Benito Pérez Galdós. Un siglo después nadie discute la calidad de su inmensa obra literaria que retrata la variada esencia de la sociedad española de su tiempo. Sin embargo, Galdós tuvo grandes detractores entre sus contemporáneos. La inquina ... contra él suscitó un virulento movimiento para evitar que le dieran el premio Nobel de Literatura en 1913. Desde las filas del conservadurismo, con ayuda de la prensa ultracatólica y el periódico El Siglo Futuro a la cabeza, se promovió una campaña para desacreditarlo ante la Academia Sueca enviando cartas contra él. Le acusaban de ser anticatólico, revolucionario y sectario. Puede decirse que Galdós no tiene el premio Nobel porque España se lo negó en las tres ocasiones en que estuvo a punto de obtenerlo. Mejor un extranjero que un español que no piensa como yo. Triunfó la estupidez sobre la lucidez, y es que en este país somos más de peleas sectarias e inútiles que de solventar diferencias en beneficio de todos. El cainismo endémico y darnos de bofetadas hasta herirnos es nuestra habitual costumbre. Parece que disfrutamos del daño que hacemos a los demás sin ver que nos lo hacemos a nosotros mismos. La intolerancia como bandera. ¡Qué disparate!

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