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Los amantes de lo sutil deben evitar las noticias sobre Rusia. El envenenamiento como arma política para fulminar a opositores molestos gana enteros en la corte de Vladimir Putin. Para qué perder el tiempo con enojosos principios democráticos con lo sencillo que resulta colocar en ... el té del pelmazo de Alexei Navalny unas gotitas de veneno. Si la sospecha crece hasta resultar una evidencia, se niega todo rotundamente, esta es la primera regla general de la política cuando las pruebas apuntan con el dedo. Alemania confirma la intoxicación. Entonces la segunda receta es aplicar altas dosis de cinismo. El portavoz del Kremlin ha deseado al crítico una pronta recuperación. Ni un pestañeo en el rostro, ni un temblor en los labios. La rotundidad del que miente es fruto del aprendizaje. Merkel ha pedido a Putin que busque a los culpables. Ya saben, como el capitán Renault en Casablanca.

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